En estos escritos sobre nuestra relación con el cuerpo y su significado, vale la pena nombrar uno de los aspectos mas inspiradores y profundos que podemos meditar, y tiene que ver con las correspondencias, es decir como todo se refleja en todo.

En las corrientes de sabiduría del mundo, esto se define como las correspondencias del Macrocosmos y el Microcosmos.

Es decir como hay relaciones que se tejen en el funcionamiento y estructura de un organismo que existe dentro de un organismo mayor.

Esas correspondencias  se pueden estudiar en los grandes mitos de la humanidad, en donde se nos cuenta que el propio Universo es un Organismo y nosotros estamos dentro suyo.

Las proporciones, la matemática, las leyes íntimas, están escritas en nuestro cuerpo, en el cuerpo de la Tierra y en el Universo, son subyacentes a la naturaleza y se corresponden, unas a otras, en grados y manifestaciones, esto nos enseña sobre la relación y conexión íntima de toda la vida y su manifestación.

Como hemos dicho en nuestro escrito anterior, para una visión absolutamente materialista, concebir el Universo como expresión manifiesta de un Ser es inconcebible, sin embargo el sentido y belleza de las correspondencias se extienden a un estado de pertenencia e integración que en nuestro estado actual no reconocemos y que en lo profundo no solo nos habla de nuestra expresión material, sino también de la naturaleza sutil de nuestra mente.

Un ejemplo para nuestra reflexión:

Consideremos una célula dentro de nuestro cuerpo, su experiencia dentro de un organismo mayor. La célula en una primera contemplación existe para si misma, se nutre, se reproduce, pero en una dimensión mas profunda, el sentido de su manifestación es en el servicio e integración con el organismo mayor.

Este ejemplo lo podríamos extender a la relación que nosotros tenemos con la Tierra, si pudiéramos sentirla cómo un Organismo en el que vivimos y nos desarrollamos, podríamos revelar nuestra pertenencia a  un sistema mayor y podríamos trascender la sensación de vivir solo para nuestro egoísmo.

En muchos de los mitos de la humanidad se nos enseña que el Ser Humano fue creado de la tierra, fue moldeado con el barro primigenio y vitalizado por el aliento divino.

Esto nos lleva a consideraciones importantes en relación con nuestra materialidad y su importancia.

Cuando se nos habla de nuestro estado como la vida aprisionada por el polvo de la tierra, no refiere esto a una consideración peyorativa de la tierra y su sentido, sino al estado de no integración consciente con la Tierra como un Organismo Viviente, que no solo tiene una materialidad, sino también una consciencia que se expresa en toda manifestación viviente y que tiene un proceso particular que tendremos que profundizar y revelar como Seres Humanos.

Seguiremos profundizando en el amor a nuestro cuerpo en nuestros siguientes escritos…

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El amor al cuerpo 3
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