La experiencia de vivir en nuestro mundo, nos lleva muchas veces con el paso de los años a sentir que perdemos la capacidad de maravillarnos, empezamos a sentir que nuestros escenarios, emociones y relaciones empiezan a convertirse en una repetición de estados, empezamos a sentir que no hay un sentido realmente significativo en nuestra vida, entramos en los hábitos cotidianos y en los pequeños placeres, cada vez más solitarios, empujados por nuestra sociedad mediática y tecnológica.
Sin embargo cuando alzamos la cabeza al cielo y contemplamos las estrellas, podemos llegar a sentir que todavía pulsan melodías, y si estamos atentos, podremos llegar a descubrir un gran secreto, ¡que nosotros tenemos la capacidad de darle significado a nuestra vida!, podemos iluminar todos nuestros pasos, aún cuando transitamos por los senderos oscuros, si anhelamos que el pulso de luz de nuestro corazón, entregue su melodía al mundo.