Conectando con la Naturaleza
A veces en nuestra vida sentimos que la naturaleza es algo ajeno a nosotros mismos, es tal la desconexión que sentimos, que nos parece que la naturaleza está allí para darnos lo que necesitamos, como una fuente de materia prima.
Sin embargo en este tiempo es una reflexión importante nuestro papel y nuestra vida en relación con la naturaleza, sentir que somos parte de ella, parte de un organismo, un ecosistema viviente que se desarrolla desde múltiples aspectos y donde todas las manifestaciones y particularidades de su expresión vital son interdependientes dentro de un orden y una sabiduría muy profunda.
Nuestra percepción corporal cosifica todo lo que nos rodea, pero si por un instante pudiéramos sentir como la naturaleza también tiene alma, como el nacimiento de una estrella en un cosmos puede ser tan milagroso como el nacimiento de un bebé o de una brizna de hierba, porque todo sostiene mutuamente, es tan importante la luz de vida que se expresa a través de un sol, y el oxígeno de cada planta y la belleza creativa de un ser humano que podríamos empezar un sendero maravilloso de sentirnos parte de un todo mucho más basto que nuestra pequeña esfera de actividad y podríamos reconocer en nuestro propio cuerpo la coherencia de la inteligencia profunda que subyace en toda ley y todo orden de un universo.
Es tan basta la coherencia y el orden de la expresión de la vida natural, que hasta lo que podríamos llamar el caos precede siempre a un orden superior. En la mitología griega el Caos es el útero del que nace el Cosmos, la belleza y la armonía consciente de la vida.
Sintamos en nosotros el resplandor de Ser en la naturaleza y desear sentir que ese respiración que compartimos, y que el árbol, la estrella, el río, y todo lo que es la naturaleza es nuestra propia vida.